
Hoy entrevistamos a nuestra socia Dolores Sánchez, la dueña de Canis Amicus, un centro de cría de Labrador Retriever y Nova Scotia en Espinosa de los Monteros (Burgos).
¿De dónde sale “Canis Amicus”?
Canis Amicus es “amigo perro” en latín. Primero intentamos TapaCan, que son las iniciales de mis hijas (Thais y Patricia) y Can (perros) pero nos lo denegaron porque ya había uno que se parecía mucho. Entonces nos pusimos a pensarlo mucho y se nos ocurrió Canis Amicus, Amigo Perro, en latín. Gustó a todos en la familia y seguimos adelante. De eso ya han pasado 30 años.
¿Cómo empezasteis?
Con Perla. Fue mi primera labradora, me la regalaron unos amigos. Yo nací con perros. Realmente nací con 7 hermanos y 12 perros. En mi casa los animales se han adorado desde siempre, y no concibo un día de mi vida sin perros. Siempre los he tenido. La mayoría recogidos, a veces mi padre compraba algunos también, pero sobre todo a mí me gustaban mucho los recogidos. Y entonces, cuando me regalaron a Perla, pues me rompieron todos los esquemas de lo que era un perro para mí. Perla era un ser inigualable.
¿Cómo se te ocurrió montar un centro de cría?
Tuve una camada con Perla, y me dio a conocer a mucha gente. Y esa gente compartía la vida con mis perros, y llegaban a mi casa, y me compartían a s vez sus historias con sus perros. Me gustó. Me gustó compartir esa pasión con esas familias, nuestras historias. Empecé a criar sin saber muy bien cómo se debía hacer, ni si necesitaba núcleo zoológico ni nada de nada.
Pero me gustaba la idea, y compré otro perro para seguir criando, pero me engañaron. Me estafaron. Probé otro perro. Me volvieron a estafar. Así que yo ya tenía claro que lo que quería era otro perro como mi Perla, y entonces me fui a la Exposición de Madrid y vi en el ring de los labradores los que más me gustaron, independientemente de si ganaron o no. El que más me gustara. Conocí allí un criador y le reservé un cachorro que pagué por ese perro las tres letras de mi hipoteca, pero fue el dinero mejor gastado de mi vida.
Anteriormente estabais en Barcelona
Si. Nosotros antes de empezar a criar ya nos gustaban las competiciones, porque íbamos toda la familia, y lo pasábamos con gente que le gustaban los perros igual que nosotros. Compartíamos merienda, historias y experiencias. Una vidilla que nos gustó a todos, a los niños y a nosotros. Eso nos hizo salir más afuera, tener suerte, ir a Madrid, ganar con una perra, y nos fuimos picando más. Sin darte cuenta nos fuimos metiendo en ese mundillo. Pero a mí lo que más me gusta es la cría.
Llegó un momento en que yo tenía el núcleo zoológico para ciertos animales y cuando pedí la ampliación, me encontré con que el alcalde era antiperros. Solo podía quitarme perros, o no criar más. O buscarme la vida. Y es lo que hicimos, llegamos a Espinosa de los Monteros. Donde estamos ahora mismo.
¿Tuvisteis apoyo del ayuntamiento?
En Barcelona tuvimos apoyo del ayuntamiento cuando montamos el centro, el alcalde anterior era un forofo de los perros y hacíamos concursos y campañas de concienciación social durante 12 años. Intentábamos educar a las familiar para que el perro no estuviera atado a la cadena todo el día, para que pasearan con ellos, etc. Después cambió la situación política y obtuvimos todo lo contrario, pegas por todas partes.
En Espinosa de los Monteros pedimos permiso, y la verdad que el ayuntamiento nos facilitó lo justo y necesario, el informe y ya está. Mis perros en cambio ganaron con el cambio, sobre todo en la calidad de vida. Las actuales instalaciones son ideales para las dos razas que nosotros criamos, el Labrador y el Nova Scotia.
¿Cómo es tu centro?
Parte de la base de que yo tengo que vivir con mis perros, y evidentemente un criadero (y sobre todo uno como el nuestro, donde los labradores tienen su peso y sus necesidades de actividad) no se puede poner en un piso o en un chalet. Tuvimos que coger un terreno lejos de todo, porque por normativa tienes que estar a unos metros determinados de otras casas. Cogimos una cabaña pasiega, y vivimos allí junto con mis perros. Además tenemos un apartamento de cría, en el que yo tengo mi aseo, cocina, comedor y camastro, y donde me paso los primeros 15 días desde que nacen los cachorros para mantener la temperatura óptima para la camada, para vigilar que mamen lo que tienen que mamar, que no tienen diarreas, ni se quedan atrás.
Al labrador le gusta el frio más que el calor. Cuando nieva se hacen la croqueta, todo felices. En la finca hay un charco de agua, una piscina, 3 hectáreas para correr y brincar, casetas que les protege del frio/viento/calor. .. Mis perros son de lo más felices, y como estamos con ellos todo el día, aún más felices.
Hay que concienciar a la gente cuando adquiere un perro de la
responsabilidad que conlleva. Y si no están preparados, que no se lo
lleven.
¿Cómo definirías tu método de cría?
Yo me defino como una crianza familiar y responsable. No vendo a cualquiera. No cualquier puede tener un Canis Amicus; no por el precio que se pueda pagar, sino porque considero que si una persona o una unidad familiar no está preparado para tener un perro, no se lo van a llevar. Es mi responsabilidad con respecto a mis perros. Buscarles un buen hogar.
Mis cachorros se entregan con al menos dos meses y una semana, con 2 vacunas, microchip al nombre del propietario, pruebas genéticas de los padres, incluido ADN (para verificar que son sus padres realmente), contrato, factura y LOE.
Hay que tener claro que cuando adquieres un perro, el perro es tuyo de la cabeza hasta las heces, y esta es una educación que deberíamos tener desde la escuela. La persona que tiene un perro considero que tiene que saber qué es lo que conlleva. Este no es un peluche que lo escojo y lo saco de 4 a 5 porque a las 6 tengo que estar en tal sitio. No, un perro se puede poner malo, o tener una diarrea, o te puede destrozar una cosa porque tiene un mal día, igual que nosotros. Son seres vivos, no son robot, ni peluches. Hay que concienciar a la gente cuando adquiere un perro de la responsabilidad que conlleva. Y si no están preparados, que no se lo lleven. Yo como criadora tengo que decir, informar, y observar a quién estoy entregando un perro. También tengo una clausula en nuestros contratos que dice que si la vida de la familia cambia en la medida en la que ya no puedan hacerse cargo de su perro, yo lo vuelvo a recuperar.
¿Cuánto tiempo tardaste en conseguir el Núcleo Zoológico?
El proceso me costó un año y pico. Tuve que hacer el papeleo yo porque el ayuntamiento no sabía nada. De hecho, me pidieron control de ruidos, cuando nosotros vivimos en la montaña rodeada de vacas. En mi circunstancia no era necesaria, era un ilógico. Hasta la persona que enviaron para realizar la medición no lo entendía. En algunas cosas se pasan y en otras no piden acciones que serían realmente necesarias.
Yo ya tenía cierta conciencia de los pasos que había que dar, porque ya los dimos en Barcelona. Pero cuando cambié de comunidad cambiaron mucho los requerimientos. Cada comunidad es un mundo. No hay una ley para toda España, cada comunidad es una historia.
¿Cómo ves el futuro del mundo de la mascota?
Lo veo muy mal. No está controlado por ningún lado, y estamos pagando el pato los que estamos legales.
Además la sociedad está cambiando. Con el COVID se dispararon las ventas, porque la excusa era que podía salir a la calle si tenía un perro. La sociedad está muy desorientada. Tenemos una mascota porque nos facilita la vida y nos facilita la relación con otras personas, pero al mismo tiempo no sabemos que ese ser vivo tiene ciertas necesidades que debemos cubrir. Hay demasiados perros que se pasan la vida en una terraza o un balcón, esperando que a que le saquen a la calle el ratito que tardan en ir a por los niños.
No tenemos la idea de compartir la vida con un animal. Igual que no la tenemos de compartirla con un vecino, con una amigo, o un compañero de trabajo del que podemos incluso no saber su nombre a pesar de estar todos los día codo con codo. Esta es una vida muy diferente, yo crio perros porque los necesito yo. Necesito ese olor, ese calor, cogerlos, acariciarlos, verlos crecer, verlos cruzar el arco iris… Son parte de mi vida, con cada perro tengo mi historia, cada uno es único. Aunque todos sean Labradores o Nova Scotia. Todos son únicos.