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YO EXIJO

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YO EXIJO
  • Ascelcre
  • 19/06/2022
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Hay mucha gente implicada en la nueva Ley de Bienestar Animal. No solo hablamos de la ley estatal que se está tramitando en este momento, sino también de todas las leyes de protección animal autonómicas que en los últimos tiempos han ido desarrollándose. Mucha, mucha gente toma parte en la preparación y creación de estas leyes, pero en todas ellas el denominador común de administraciones y políticos ha sido el mirar como representantes “expertos” a asociaciones que no son asociaciones de profesionales.

PROFESIONALES,  si, una palabra especial que dice muchas cosas pero sobre todo que somos autónomos, que pagamos cada mes una cuota, cada tres meses el IVA, y cada año nuestro IRPF. Que sufrimos para poder separar lo que es del negocio de lo que nos es propio; y además, cosa que todos los que sean profesionales podrán asegurar, que tenemos que pasar inspecciones, y controles. Y aun así, ni ante la propia Administración pareciera que existiéramos.

Hasta hace poco respetábamos a los políticos y al sistema. Un sistema político que dice que todo español tiene los mismos derechos ante la ley, y que entre los derechos básicos está precisamente el del trabajo. Pues bien, resulta que en la nueva Ley de Derechos de los Animales además de cuestionar el derecho de los animales a ser tratados con dignidad, también se saltan a la torera los derechos de los trabajadores.

YO EXIJO PROFESIONALIDAD

Y es que la última sorpresa que hemos recibido ha sido un comunicado oficial en un medio de comunicación público estatal de uno organismos que se supone de una seriedad extrema, la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia). Este organismo independiente referente en la defensa del mercado, los consumidores y las empresas, emitió un comunicado diciendo que sería bueno que particulares realizaran una actividad económica con la consideración de particulares, es decir, sin cumplir las condiciones que son necesarias para que esta actividad económica se considere como tal. Sin permisos, sin licencias, sin núcleos zoológicos, sin alta en seguridad social, sin controles. Sin palabras.

Imaginemos por un momento que todos pudiéramos hacer lo mismo en otras profesiones, cualquiera de las otras regladas del país. Es decir, que cualquier particular por el mero hecho de estar muy interesado en una profesión, y por realizarla en pocas ocasiones, pudiera acometerla al mismo nivel legal que los que sí han cumplido la normativa.

  • Imaginemos, dentistas en el salón de una casa particular que hicieran dos o tres empastes al mes. Cobrando, claro.
  • O mecánicos amateurs que en la vía publica hicieran una reparación al mes  para mejorar su economía. O incluso que a partir de ahora los manteros sean atendidos en sus reivindicaciones y puedan legalmente vender donde y cuando quieran, sin problemas legales.
  • Añadamos a los mojiteros de las playas, paseando y vendiendo alcohol, refrescos o agua a su paso por la playa. Por no olvidar a  la gente que cría un cerdito o dos en su casa para vender chorizos a fin de mes (¡ah, no! que esto ya se reguló y nadie puede hacerlo sin tener un Numero de Explotación Agraria y un control veterinario).

Bueno, pues en el mundo de los animales de compañía es lo que ha pasado, que todo el mundo ha podido dar su opinión y anteponer sus intereses a los de aquellos que la propia ley debería de defender: los derechos de los trabajadores del sector que SI que han sido capaces de responsabilizarse de su situación legal y cumplir las normas, por muy difíciles que pudieran ser.


YO EXIJO SERIEDAD

Así nos encontramos que en las leyes de protección animal del Estado, en vez de regular las cosas conforme a la normativa pura y dura (como ha de ser en todas las profesiones), se va a regular en función del cariño o del interés de la ciudadanía por una cuestión que nadie se ha atrevido a poner los puntos sobre las ies.

La CNMC dijo que para que el mercado este equilibrado, debe permitirse la cría particular… Un sinsentido en su misma esencia. ¿No será que debería incentivarse la profesionalización del sector? ¿No debería centrarse en que la Administración haga hincapié en resolver los miles de expedientes para solicitar las licencias que actualmente se encuentran en marcha, con una media de tramitación de 3 y  4 años para una actividad que si se hace conforme a normativa de los planes generales de ordenación urbanística, es solo una cuestión de papeleo? ¿Por qué se alargan esos trámites hasta el punto de que la gente se desespera y llega al borde de la ruina?

¿Qué tal si volvemos a extrapolar ese consejo a otras actividades? ¿Recomendarían igual ir a la casa del vecino a quitarse una muela? ¿O tomar los servicios de ese simpático cuñado tuyo que entiende mucho de leyes y que va a ser tu defensa en los juzgados, a nivel amateur?

El mercado es algo serio ¿verdad? Entonces ¿por qué no entendemos que los derechos de los animales de compañía también están sujetos al derecho de estos a ser tratados por profesionales, controlados, a ser inspeccionados cumpliendo las normativas y que cuenten con todas las  autorizaciones necesarias? Porque esto no es un juego de niños, no es una actividad a realizar por el mero amor que tenemos por los animales, es algo más. Se trata de sanidad animal, de derechos de los animales, derechos de los trabajadores, dignidad y prestigio.




YO EXIJO CONTROL

El Núcleo Zoológico del que todo el mundo habla y pocos saben, no es un permiso per se. Es una certificación de un lugar en concreto, donde se va a desarrollar una actividad económica con los animales de compañía, que reúne las condiciones mínimas para realizarla. Esto no significa que se hayan de utilizar jaulas ni historias que personas desinformadas cuentan, no, ya que esto no lo determina el núcleo. Este es un requerimiento necesario para toda actividad económica con animales de compañía (tipo centros de cría, residencia, adiestramiento o adopciones), ya que conlleva una molestia al entorno, un riesgo sanitario (sí, siempre hay un riesgo. Sólo debemos de recordar al supuesto murciélago/ pangolín que provocó una zoonosis muy conocida, el coronavirus, que acabó en la pandemia que aún hoy sufrimos)  y requiere de unas condiciones urbanísticas y ambientales a cumplir.


Como ejemplo tenemos a Estados Unidos, ese país tan liberal en el que cualquiera puede hacer casi lo que quiera, no permite actividades económicas con los animalesde compañía en domicilios privados precisamente porque causan importantes molestias vecinales, e incluso la devaluación de los inmuebles aledaños a dicha actividad. Es más, en Nueva York por ley tienen prohibidos los “canguros” (falsas residencias ilegales en domicilios particulares) pero si tienen permitido y regulado el petsetting, en la que unas personas con formación atienden a los animales en el domicilio del propio animal. Y esto sí que es una actividad que debería de importarse a España, sin duda.

Tampoco encontraremos en EEUU centros de adopciones o asociaciones que no tengan un centro homologado y con unas condiciones sanitarias muy controladas. Primero porque el problema de la rabia se lo toman muy muy en serio (aquí estamos muy relajados con eso) y segundo, porque no es la única enfermedad/problema que hay que valorar. 



YO EXIJO IGUALDAD

Ante lo arriba expuesto, ya habrá quien esté pensando: “Es que queréis quedaros todo el mercado”. Señores, hay espacio para todos, para competir en igualdad de condiciones. Este mundo esta ávido de profesionales formados y reglados, de establecimientos  modernos y actuales con instalaciones propias del siglo XXI, y de nuevos procesos de cría y cuidado que protejan los derechos de los animales; y para ello es la Administración la que debe de trabajar en positivo, la que debe de ayudar a  esos ilusionados emprendedores (o ilusos emprendedores) a que su proyecto vital (este es un proyecto vital absoluto, no os quepa duda) pueda llevarse a cabo en las condiciones que marca la ley. Condiciones que sean las mejores para los animales y que desde luego respeten y promuevan el empleo y la empleabilidad, así como la ocupación del mundo rural.

De hecho, no nos podemos quejar del abandono del mundo rural si en las regulaciones futuras no se potencian estas actividades propias del campo; que podrían llenar muchas zonas abandonadas o en riesgo, no solo de población sino de visitantes y de vida. Cosa que no ocurrirá si las actividades económicas del mundo animal se pueden realizar de forma amateur / ocasional / particular, que mayoritariamente se realizan en un entorno urbano.


YO EXIJO DIGNIDAD

¿Os imagináis que en los medios de comunicación tuvierais que ver que el Ministro o Director General de Justicia se reuniese con organismos como “Amigos del Derecho Amateur”, declarando que están a favor de la implantación de un modelo de abogado amateur sin titulación ni nada solo por su interés en la justicia? ¿Que pudiera llevar una o dos gestiones ocasionales para que de esta forma desarrollara su pasión y se ampliara el mercado y fomentara la competencia? Pues es lo que los profesionales del sector de los animales de compañía, aquellos con Núcleo Zoológico de Cría, adiestramiento, educación, gestión del abandono o residencia, estamos aguantando. Hemos sido insultados (declaraciones públicas sobre que si somos “granjas” en forma despectiva por parte de la Administración), eignorados.

En ningún otro sector los trabajadores oficiales no son escuchados en las leyes que se estén preparando para ese sector. En nuestro caso, estamos viendo cómo representantes de asociaciones, que no tienen en la actualidad ninguna legalidad para la actividad económica de los Núcleos Zoológicos, están asesorando de forma continuada a los órganos que van a dar forma a la ley. Sería como si los vendedores ilegales de mojitos de las playas intervinieran en la próxima Ley de sanidad en la hostelería.



YO EXIJO RECONOCIMIENTO

Y de mientras, los medios de comunicación están perdidos y desconocen qué somos y qué buscamos. Cuando se lo contamos, nos dicen que sí, que tenemos razón, pero rápidamente se olvidan de nosotros. ¿Por qué? Porque solo somos trabajadores, no somos vistosos, no organizamos mil eventos ni gritamos por redes sociales, ni organizamos manifestaciones. Sólo trabajamos, día y noche, 24 horas y 365 días al año. Porque la gente que trabaja en esto ama profundamente a los animales; unos crían, otros cuidan, otros educan y otros buscan nuevas familias a animales sin hogar, y, si, habrá sinvergüenzas como en todo sector, pero para eso la ley tiene mecanismos que debe de hacer cumplir. Precisamente, cuanto más control, más fácil será llegar a los casos que deban sancionarse.

Confiado en las leyes y en los políticos pero se nos ha dado motivos para desconfiar; y es que poner en cualquier ley o norma que alguien, porque si, puede hacer una actividad económica sin cumplir las condiciones de esa actividad económica, nos parece un atentado contra la Constitución y contra los derechos fundamentales de todos los españoles, puesto que puede crear precedentes legales no deseados. Y ahora sí, estamos preparados para levantar la voz contra aquellos políticos que tengan el atrevimiento de aprobar algo que vaya en contra de leyes fundamentales, como es el derecho al trabajo. Como profesional, yo exijo.

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